carta al cielo

¿Sabes? No creerás lo que está pasando aquí en la Tierra. Te marchaste hace unos meses y aunque estábamos preocupados por tanto plástico, el calentamiento global, el cambio climático y si tendríamos gobierno o habría que votar de nuevo. Ya nada de todo eso tiene relevancia.

No creerías lo que te voy a narrar. Tú que sufriste una posguerra, estarías reviviendo todo aquello que me contabas.

Yo estoy bloqueada, no soy capaz de escribir. Si me llegan a decir que el hombre pisaría de nuevo la luna y construiría una nave para poder vivir en ella, hubiera sido más creíble.

Ni el mejor escritor, ha sido capaz de imaginar algo así. Esta vez la realidad ha superado a la ficción, hasta el infinito y más allá.

Un virus, del cual desconocemos su procedencia, aunque sospechamos de laboratorios chinos, de los americanos, de los animales…, ese virus se llama Covid’19, nos está destruyendo.

Fácilmente podrías haber sido una víctima de él, ese bicho es altamente contagioso, se propaga muy rápido, a más velocidad de la que el hombre es capaz de controlar y ataca a los más vulnerables. Se está llevando a nuestros mayores. Esos que ayudan a sus hijos y nietos, con sus pensiones a llegar a fin de mes.

No sabía si escribir una carta a la Tierra, o al revés; ponerme en el lugar de la Tierra y hablar en su nombre. Al final he preferido ser yo, sin implantar mi identidad y escribirte a ti y contarte lo que creo que ya sabes. Lo estarás viendo desde arriba.

Aquí no le dieron la importancia que merecía el maldito virus, todo era transmitir mensajes de calma. Se están haciendo las cosas mal, se han puesto medidas tarde como siempre y ya sabes cómo somos los españoles, nos cuesta acatar órdenes.

Jamás te hubieras imaginado un marzo sin fallas, unas Pascuas sin procesiones, ¡parecía ir todo tan bien!

Algunos culpan a la Tierra, que es una bofetada por lo mal que la tratamos. Yo pienso que no, la Tierra nos ama, no nos devuelve ningún escarmiento. Al revés, está llorando con nosotros esta situación. Apenas sale el sol, muy poquito; tímido se asoma, solo se acentúa para llenar de esperanza el corazón de alguien que se asoma al balcón.

Por cierto, esto te encantaría. La gente a las ocho de la tarde sale a los balcones a aplaudir, niños, adultos y mayores. Millones de personas aplaudiendo desde sus casas, por todos aquellos héroes que están dándolo todo por el resto, por salvar la humanidad.

Pone la piel de gallina, saltan hasta las lágrimas; las emociones nos bloquean, hasta para escribir, pintar, componer.

¿Cómo no va a estar contenta la Tierra? Por eso, tan agradecida como siempre, está preparándonos los mares más limpios, los ríos más transparentes, el cielo más despejado, para que cuando salgamos la veamos más bonita que nunca.

Aplauden al unísono por el personal sanitario que lucha por salvar el mayor número de vidas. Por el ejército montando hospitales con miles de camas y en tiempo récord y desinfectando puertos, aeropuertos, calles, andenes… También aplauden por la policía nacional, local y guardia civil que controlan que nadie se salte la orden de «quedarte en casa”. Sí, como te lo cuento. Hasta se convierten en animadores, increíble. Hacen sonar sus sirenas, salen de sus coches, ponen canciones pegadizas e infantiles y hacen más llevadero el confinamiento a los menores. Es muy bonito de ver, esa parte sí.  Debemos cumplir la orden, si queremos salvar nuestra vida y la de los demás.

También aplauden por los transportistas, por los empleados de supermercados, farmacias, por los estibadores, los taxistas que trasladan contagiados, médicos, enfermeros o ayudan a repatriar a sus países a los que deben coger un tren, o avión para volver con los suyos. Psicólogos al teléfono veinticuatro horas. Profesores, y otros profesionales trabajan por internet.

El personal de residencias y de limpieza se merece una ola.

Entre nuestras prendas de vestir, se implanta una moda, como en toda época, para protegernos del bicho, lucimos guantes de látex y mascarillas. Todos seguimos rigurosamente esta tendencia.

Verdaderamente, ¿sabes a quiénes veo yo auténticos héroes? A los niños, encerrados en sus casas, sin poder salir, con el miedo al coco, o la bruja, esta vez real, con nombre propio, “Coronavirus”. Cuando pienso en ellos lloro, las calles están vacías, sin sus risas y sus escandaleras. Los columpios se impulsan solo si hay brisa, y por los toboganes únicamente se desliza la lluvia. No quiero ni pensar en los que tienen a sus padres separados.  

¿Es duro de creer verdad?

Fíjate, sin salir de casa y tengo la agenda más ocupada que nunca. Las tareas del hogar son las mismas, eso no ha cambiado. La gente se está solidarizando mucho, los músicos convierten sus balcones en escenarios, tenores, sopranos, disfrutan de la mejor acústica, nuestro planeta. Otros lo hacen por las redes, la tecnología nos está ayudando. El teletrabajo se instaura en los hogares y ojalá perdure cuando todo acabe. Evitaremos desplazamientos innecesarios y siempre estaremos con los nuestros. Descubrimos a nuestros vecinos, esos a los que ni siquiera saludábamos o sencillamente por educación con hola, buenas o adiós, teníamos resuelta la comunicación. Ahora están más cerca que nuestra familia, jamás lo hubiera pensado.

¿Recuerdas cuándo los patios de luces servían para contarnos nuestras cosas?, me acuerdo mucho de Pepe y María, hemos vuelto a eso. Estamos lejos, pero más cercanos.

Luchamos “codo con codo” y así será nuestro saludo cuando salgamos.

Temo el día de la estampida, todos a una, puede ser una locura, se mezclarán los besos, los abrazos, la alegría y los pésames. Será un día de emociones encontradas. Un día sin orden, sin hora de vuelta a casa, querremos estar en todas partes al mismo tiempo.

¿Aún no he pensado que haré ese día? Igual no estoy preparada y me quedo en casa. No sé si soportaré tanta emoción.

Chocaremos codo con codo.

Quédate en casa, QUIERO MÁS… hasta acabar con el virus.

Si puedo, si el bloqueo me lo permite, intentaré escribir cosas bonitas.

Si cierro los ojos, te puedo escuchar diciendo:

“Me cague en la mare que va parir al `coruviri´ “.

(Nos reiríamos juntas).