Está rico, apetecible, tiene aroma y sabor profundo, se deshace en la boca, explota el jugo y te alimenta, hasta te tiñe los labios de rojo pasión.
Miguel ha preparado la ensalada con tomate de Buñol.
Ha abierto las puertas de su casa, para amigos, ceramistas, artistas y turistas. Es un hogar internacional.
Tiene el típico acento de la zona, él «hase el ajoaseite». Lleva varios años seguidos invitándome a pasar un día divertido. Por avatares de la vida, por fin hoy, estoy allí. Para llegar he tenido que atravesar todo el pueblo, andando, como una campeona, me ha acompañado una familia de alemanes. Me camuflo entre ellos, creo que han confiado en mí, por la pintaza de alemana que tengo. Olé! El ego por las nubes. Esto pinta bien!
Es el último miércoles de agosto, cuando se celebra la tomatina en esta tierra que cultiva personas como Miguel. Sus amigos me lo confirman, son bellísimos clones.
Veo la fiesta desde la barrera. Desfila al finalizar la batalla, el gentío cuesta arriba, parecen zombis, salidos de un paintball monocromo, rojo en concreto. Están abatidos, a grito de guerra han desahogado estrés, ira o puro divertimiento. Algún ojo-tomatazo amarga algún rostro.
Ahora viene lo mejor, las escaleras del último tramo de su calle, nos llevan a la curva. Miguel como todos los años acostumbra; otea, vislumbra, selecciona, les echa el ojo y cuando llegan a su altura, con su «asento» buñol-sajón, gesticulando como un títere, me hace reír y dirigiéndose al grupito dice:
_Guater Fri. (Water free).
Se gira, haciéndome un guiño, parece un chiquillo, ha tenido tiento con el género.
_Follow me. _ Les digo. He hecho mi propia selección.

Tomamos rumbo al cuartelillo.
Los tomato-zombis nos siguen, ahí es cuando empieza lo bueno de la fiesta.
Los amigos buñoleros de Miguel, se quejan, este año han subido más chicos que chicas. Me siento culpable, sonrió por dentro, para no delatarme a mí misma.
El patio de la casa, se convierte en una fiesta de agua, el gesto de abatidos que traen desaparece, a base de manguerazos y chorros transparentes recuperan el porte.
Debajo del rosa-rojo con pegotes, descubrimos cuerpos esbeltos de jóvenes de todas las naciones.
Como buen anfitrión, los invita a Paella y Gazpacho Manchego, a elegir.

Grande Miguel, yo elijo… tomate…QUIERO MÁS

Amparo Andrés

P.D: Me quedé con ganas de coger la manguera.

FOTOS: Miguel Carrascosa Saez, y la escalera. Tomatina de Buñol 2019.