_Pst, pst, Ampa! Ampa!Despierta! Soy yo!
_Mmm.
_No recuerdas que es mi cumpleaños? Siempre te olvidabas. Te confundías con el 20. El 22, el mío es el 22.
Son las dos de la mañana, creo estar soñando. Es Ella! Qué guapa está! Parece más joven!
Empieza a dar vueltas por la habitación, lo observa todo. Corre la cortina.
Qué preciosidad! Bengalas, centelleando en el cielo, iluminando un sendero con suaves curvas.
_Cincuenta y nueve! Son cincuenta y nueve bengalas. Has visto que bonito?
_Has venido por ese camino?
_Si.
Me coge de la mano y me arrastra a otro escenario. Entramos en un espacio infinito. No siento ni frío, ni calor. Es como un bosque, también parece playa, es un oasis. Hay árboles, uno es inmenso, diría que es un pino. De una de las robustas ramas, cuelga un columpio, es de dos. No sé como hemos llegado hasta aquí. Nos sentamos y empezamos a ponernos al día de todo. Se enciende un cigarro.
_Fumas?!
_Claro! Cuando estoy en tu mundo si.
El humo que desprende el cigarrillo no es molesto, huele a incienso.
Tengo cientos de preguntas que hacerle. Por dónde empiezo? Mejor la dejo hablar.
Nos reímos hasta llorar, yo casi no puedo ni respirar, el columpio se zarandea, menos mal que aquí no existe la gravedad.
Le pregunto si ha conseguido convertirse en paloma.
_Ja ja ja.
_Jijiji, Jijiji,…
Las risas resuenan, se hacen eco.
Me dice que lo difícil es atinar.
_Jajajaja.
La idea era, llegado el momento, tener el privilegio de cagarse en quién lo mereciera.
Me dice que luego todo cambia, que se ven las cosas distintas. Es el único momento que la conversación toma seriedad.
Me habla de los ángeles, de como se comunican y envían señales. Aquella pluma marrón que encontré, me advertía de las dificultades. Las blancas que estos días aparecían alrededor de mi cama, era el aviso de su visita. El olfato que tanto he desarrollado es para detectar la presencia de ángeles y de los otros. Los sonidos de cascabeles y campanitas son otra forma de comunicarse. Los escalofríos, el bello de punta, la piel de gallina; todo son señales.
El trabajo espiritual que ignoramos en este mundo, se desarrolla en el divino.
Me enseña que los ángeles se clasifican en niveles, con los colores del arcoíris, en el mismo orden que lo conocemos. Cada vez que aparece un arcoíris, es la celebración de un ángel que ha ascendido de categoría.
Una vez llegas allí ya no envejeces, ni padeces. Ella se siente joven. El mar está hecho de nubes.

Cincuenta y nueve bengalas se encienden de nuevo a su paso dejando una estela.
Se aleja con su tintineante caminar.
Y tú? Sabes si tus ángeles te envían señales?
Lo soñó o lo soñé?
«Carpe díem».

Arcoíris… QUIERO MÁS