DESAYUNO CON VAN GOGH

La tarde se presenta aburrida, llueve. Se pregunta que estará haciendo en estos momentos, seguramente él estará… ¡Tomando té!

De pronto recuerda que tiene una cita con Van Gogh, está en Valencia, Vincent tiene planes para ella.
Han quedado en un café, «Café de las Horas», igualito al café du Tambourin, en París, donde retrató a «Agostina Segatori». Propietaria del café y voluntaria como modelo de pintores. Le confiesa que tuvieron una aventura amorosa, en su día se lo contó a su hermano Theo, en las cartas que le enviaba. Vincent se embriaga de nostalgia al recordar. Es un romántico bohemio, introvertido.
Ella se queda maravillada por la decoración exquisita, recargada con telas, flores, naranjas, espejos, cuadros y lámparas de araña. No sabe ni donde mirar. Rojos, dorados, luces, alimentan su retina.
Sobre la mesa redonda de mármol, apenas la separa escaso medio metro de Vincent, les sirven café con nata, con vodka para él.
Le cuenta cuanto le gustaba las estampas japonesas, llegó a tener una colección. La etapa más feliz fue la que vivió en Arlés.
Ella le dice que hace tres años acudió a todos los rincones donde solía pintar en Arlés y no le encontró, coincidió con las vacaciones, sería por eso.
Hasta llegó a estar en la «Terraza del café de la Place du Forum» por la noche.
Agotan las tazas, Vincent al salir se pone el sombrero de fieltro, a juego con el traje azul, le cuenta que no es su estilo, pero para vender tiene que dar una imagen, el traje lo compró en París.
De la mano caminan hacia el Ateneo, el suelo está mojado, se les acerca un joven hablando en Inglés, intenta convencerles para cenar y sin dejarlo terminar de hablar, ellos se tronchan de risa. El joven ha pensado que ninguno de los dos hablaba español. Ella está acostumbrada, siempre le pasa. Con las risas se meten en los charcos,…»zapato empapado, igual a resfriado». Para colmo al entrar al edificio Vincent despistado sacude el paraguas y la salpica entera.
Se pone rojo, más de lo que es, la mira con profundidad y la coge en brazos. Le indica que se quite los zapatos, así evitan un constipado. La lleva hasta su habitación, a partir de ahí puede andar descalza, el suelo está enmoquetado.
La música clásica llena la sala,… violín, acordeón, piano. Él le muestra todo su talento. Ella acaba recostada en el suelo, soñando.
Vincent le va contando:
_ Puse el corazón y el alma en mi trabajo y en ese proceso perdí el Juicio.
Ella piensa en el alcohol, el cadmio, el titanio y el selenio de los pigmentos, cuando por costumbre tenían chupar el pelo de los pinceles, para afilar el trazo. La esencia de trementina, el humo del tabaco, en el espacio reducido de su estudio. Todo mezclado, es para perder el juicio y la situación.
El sigue en pie a su lado, mientras señala «El campo de trigo».
_ Uno debe trabajar y correr riesgos si realmente quiere vivir.
Ella observa las pinceladas sueltas y empastadas, dispuestas de forma alargada y fina. Vincent continúa hablando:
_ Siento que no hay nada más lleno de arte que amar a las personas.
Le muestra «El sembrador» y «el puente de Langlois».
Ella se fija en la precisión de los pilares, las vigas de madera, las cuerdas, el reflejo del agua. Hace tres años el puente estaba exactamente igual.
Vincent se sienta a su lado y le dice :
_ Para hacer un buen trabajo uno debe comer bien, tener una buena casa, tener aventuras amorosas de vez en cuando, fumar su propia pipa y tomar su propio café en paz.
Cada vez se le acerca más a la oreja y le va susurrando. Un escalofrío le recorre el cuerpo.
_ Prefiero morir de pasión a morir de aburrimiento.
La voz se le va quebrando.
_ Algún día la muerte nos llevará a otra estrella.
De pronto Vincent se levanta diciendo:
_ ¡No viviré sin amor!
Se coloca de espaldas a ella y… Bang! Se oye un disparo.
Ella siente una sacudida en el pecho. De inmediato, lágrimas en las mejillas.
Los cuervos salen de estampida del cuadro.
Vincent cae sobre su regazo y balbucea:
_ No llores, aún sigo aquí. Recuerda!

Vincent… QUIERO MÁS.

Amparo Andrés

P. D: El diálogo de Vincent, son sus propias palabras de las cartas a su hermano Theo.