Desayuno en la casa azul

La ubicación se la había enviado por messenger. Dejó libre la plaza para que aparcase en la puerta. La esperaba apoyado en la barandilla en plena juventud.
Ella le saca algo más de una veintena.
No saben ni cómo ni porqué, pero se sienten muy bien juntos. De alumno/maestra pasaron a amigos en cuestión de segundos.
Se ponen al día del trascurso de todo un año. Él es del centro de París, ella de cualquier mundo y cualquier mar.
Se dicen más con una mirada que con un idioma.
El azul de la fachada, se cuela en el interior en estampados, lisos y rayas; en estudiada armonía.
Jonathan prepara sencillos triángulos de melón y sandía; aceitunas y calamares para dar un toque salado. Alivian el calor con vino espumoso, como la espuma del mar.
El ventilador oscilando es el único testigo.
En pocos minutos él contagia su juventud, ella le roba el acento.
Temen cruzar la mirada y se note la verdad que la razón quiere ocultar.
De fondo, el canto de una sirena.

Cantos de sirena… QUIERO MÁS

Amparo Andrés

FOTO: «Jonathan en la casa azul». Amparo Andrés