DESAYUNO EN LA CASA DE DENIA

No disfrutan mucho de la casa, porque el tiempo no les da para más y la distancia desde Valencia se alarga si es para poco tiempo.
Ubicada en la zona de las Marinas, a 500 metros de la playa, dando la cara al Montgó, junto a la vía verde.
Cuando la compraron era una casa de labranza, rodeada de naranjos, un olivo, un limonero, un nísperero y una parra. Los chopos y el pino gordo los únicos árboles que hacían sombra.
Recuerda la salvaje limpieza, la mano de pintura y los brochazos que acabaron donde ella no quería y las huellas de pisadas blancas, de dos tallas sorteadas, que subían a la andana.
Disfrutan más de la casa en septiembre y en octubre, cuando menguan los viajeros.
_ Esta casa tiene mucho trabajo. Tendré que reparar una gotera, justo cae junto a la mesa, en la cocina.
_ Pues en la cochera me ha parecido ver otra, se ha enmohecido el baúl, tendré que sacar lo que hay dentro y ver si está en buen estado. Creo que son mis dibujos y fotos de algunos trabajos. Espero tener suerte!
_ No deberías tenerlos en la cochera. No tardes en comprobarlo_ se encamina hacia el trastero _En noviembre tendremos que volver para podar la parra.
_ Bien! Sabes que me sienta genial, yo vendría más seguido. Si no tuviéramos tantas obligaciones, viviría aquí.
A él lo engulle el trastero, las herramientas y el tiempo en la gotera.
Ella enciende unas brasas, para el almuerzo,…para la paella,…para asar durante el atardecer unas manzanas y preparar té y «coca de llanda» para las meriendas. Mantiene vivo el fuego, mientras va descalza, sobre la hierba, debajo de la parra, recogiendo los últimos racimos, pensando en los sarmientos y la poda generosa que necesita, para dar comienzo a otro ciclo, nuevas uvas, nuevos vinos.
Lo ve asomar, trastear, desaparecer, vuelta a la escena y así repetidamente, a través de la puerta de la cocina.
Recuerda cuando decidieron como decorar la casa, que conservar y que mejorar, querían darle un toque rústico, nostálgico, integrar el interior con el exterior, no siguieron patrones establecidos, ni normas, se dejaron llevar por el instinto. Lo consiguieron…la casa es atemporal, igual te traslada a la campiña, que a la toscana, que a una masía o a un caserío.
El primer día que llegan, andan cada uno por su lado, atareados en los menesteres que se reparten para luego disfrutar en los días venideros.
Cada mañana se dirigen a la playa, paseo, baño de sal y de sol. Por las tardes se abren paso en la vía verde, unas veces alcanzan más lejos, otras recortan las pisadas.
El hogar tiene encanto, pero tiene algo que la hace única. Él a la vuelta del paseo, le prepara el baño, sabe la temperatura que ella necesita. La bañera es de las antiguas, de fundición con patas, rosa palo. Instalada junto al cristal que separa el baño de la terraza, con vistas al Montgó, sin tropiezos de miradas, ni vecinos. La espuma blanca de jabón natural, la cubre y la protege de la química y de los perfumes.
El galán de noche, es el único que desprende su aroma, desde el porche, invadiendo los rincones. Las buganvillas, juegan a ser pilares en la fachada, salpican lilas y fucsias en el ocre y mostaza.
Mientras se baña, él desaparece de nuevo, se esfuma en la cochera.
Ella disfruta del baño, en su lago particular, frente al cuadro del Montgó apagándose en la noche.
Cuando baja, en albornoz a la cocina, él está de espaldas, pasando uno a uno sus dibujos. Trazos perfectos, luces y sombras, lápiz, tinta, pastel, carboncillo… Retratos, paisajes, Marinas, estampas chinas…
_ Los has sacado del baúl?
_ Si. No se han estropeado, están en perfecto estado. «Tal vez, debas volver a tus orígenes!»
_ Ahora los miraré. Me servirá para recordar.
_ Hay algo más!_Se levanta y de la despensa saca un pañuelo estampado, atado como un «fardo», lleno de frutas de mazapán, se lo entrega dándole un beso en la frente._ Pensabas que de nuevo se me había olvidado?
9 de octubre… QUIERO MÁS.