_Bonjour!
_Bonjour! Monsieur.
De su profesión no podemos hablar, es secreta.
Nos entendemos como podemos, 30 años en España de vacaciones no ha sido suficiente. Yo tengo curiosidad por aprender el idioma. Comentamos si vale la pena usar las nuevas tecnologías, preferimos que no, eso enfriaría el encuentro y el café.
En este caso no se trata de un desayuno se trata de un aperitivo, no puede faltar el champagne. Exquisito!
Reímos mucho intentando decir «Birra» él, «eau» yo.
_Viigga, ja ja ja.
_Oou, ja ja ja. Fregit (Frito) ja ja ja
El champagne lo pone más difícil.
La tertulia se alarga, sin conocer el lenguaje el uno del otro, increíble.
Como buen francés le gustan los quesos, los que se huelen de lejos. Me los ha traído en el coche, digo yo que habrá hecho pausas y ventilado de vez en cuando el habitáculo. Ja ja ja
Como sabe que me gusta mucho el foie, me ha traído el doble de latas del año pasado.
No queremos que se acabe el tiempo, lo alargamos y exprimimos, pasan horas, nos parece insuficiente. Quedamos para hacer una excursión a la mañana siguiente. Qué digo yo! Dentro de unas horas. Hemos pasado la barrera de las 12 y tenemos que madrugar para ver parte del interior.
Madrugamos, nos desplazamos una hora y media en coche. Lo llevo a parajes, bañados por el río Júcar. Hacemos un crucero fluvial.
Observa el entorno, detiene instantes con su objetivo, sonríe, parece un niño, maravillado.
Al acabar se nos ha vuelto a hacer corto el tiempo juntos.
Se me ocurre ir a ver los Hervideros del Manantial. Cerca también hay un volcán.
A nuestra llegada abren, somos los primeros.
El agua hierve, burbujea, emana gases, se esfuman al juntarse con la atmósfera. Desprende aroma, más suave que los quesos. Ya lo digo yo! Reímos.
Dicen que si bebes ese agua, te aporta longevidad, te sana.
A mí el espíritu ya me lo está sanando su compañía.
Nos damos un buen trago de agua. Hacemos tonterías, nos untamos de agua, allá donde nos duele. Ja ja ja. Habrá agua suficiente?
Él sale del recinto, como un chaval de 15 años, con 8 salgo yo. Eterna juventud.
Al salir de allí con menos edad, nos sobra energía.
La nevera portátil con hielo y bebidas, la cesta de picnic y un par de tumbonas nos están esperando.
Solo hay que encontrar el paraje perfecto.
Allí es, idílico, donde él había puesto su objetivo. Paraíso natural. Nos relajamos, disfrutamos de la naturaleza. Pero todo tiene un fin, o es el principio.
Nos despedimos. Hasta el año que viene.
Me dice mirándome a los ojos:
_J’ai passé une journée merveilleuse. Magnifique.

Fromage, foie et du champagne… QUIERO MÁS.
El volcán lo dejamos, para las próximas vacaciones.