DESAYUNO MIRANDO EL CIELO

Desde que Alicia salió dando zancadas de su jardín, va dando vueltas al hilo rojo. Una madeja, un ovillo, un nudo, un bucle, otro nudo. El hilo sigue, aunque estire no se va a romper, seguirá conectada, es elástico, flexible, puede que infinito.
Un paseo por las nubes en avión, un paseo por el Teide, por la isla Santa Cruz de Tenerife, no ha bastado, y vuelta al lío del hilo.
Le apetece correr por la playa, salir corriendo mar adentro, aún no sabe si puede, solo dio unas zancadas como las de Alicia, para no perder el tren. Mejor galopar a caballo, soltar al viento trotando a grito de guerra, compartir la energía con su corcel, piel con piel, abroncar al mar, susurrar al percherón. Vociferar hasta desgañitarse y buscar la calma de nuevo. Serena o sirena.
No tiene el mar cerca, ni su corcel. Su conciencia le dice “el cielo, mira el cielo, todo irá bien, todo volverá a su lugar”.
Ya es de noche, la temperatura es de once grados, le parece veinte bajo cero.
Se abriga, se acomoda en la tumbona con una manta y una infusión bien ardiente. Las nubes con formas de borregos tapan las estrellas. Igual si mantiene y fuerza la mirada las distingue.
En unos instantes la bóveda del universo la abduce. Cuántas veces habrá permanecido observando el cielo, sus nubes, sus estrellas, mientras reflexiona o simplemente desconecta de la rutina diaria. Perder el pensamiento en el firmamento.
Se hace un pasillo entre las nubes, la infusión empieza a calentar su cuerpo. Desea desentrañar algunos misterios del universo. Descubrir el espacio.
Con unos simples prismáticos puede ver la Galaxia de Andrómeda, danzante, en espiral, se aproxima a la Vía Láctea, los astrónomos han estudiado el largo historial caníbal de esta galaxia, cuyo próximo plato será la Vía Láctea. Andrómeda devorará la Tierra dentro de 4.000 millones de años.
Busca al norte, se topa con la Osa Mayor, dibuja una línea imaginaria y encuentra la estrella Polar, con poco esfuerzo distingue la Osa Menor. Parecen atadas por un hilo cósmico imaginario.
Su constelación preferida es Leo, el Sol la atraviesa del 10 de agosto hasta el 16 de septiembre, tiene muchas estrellas brillantes, como el “Corazón de León¨.
Descubre Orión, cuando mejor vislumbra es en invierno, con su forma de Guerrero, se puede ver desde cualquier latitud, acompañado siempre por sus dos fieles perros cazadores. Sus estrellas son azules y supergigantes, destaca una estrella grande roja sobre sus hombros, Betelgeuse.
Empieza a calar la humedad de la noche, no quiere irse sin atisbar Sagitario, el arquero con su nebulosa Omega, favorita de los aficionados. El 15 de agosto de 1977, de Sagitario se captó una señal de radio, único mensaje recibido hasta la fecha de origen extraterrestre. Señal ¡Wow!
Agota el bálsamo de la infusión.
¿Qué tal el cielo?
Nublado y Genial.
Mirar al cielo… QUIERO MÁS
