EL RETO

Una mañana de primavera Silvia apreciaba que debía hacer alguna cosa en su vida que le diera sentido. Miraba en el periódico, todo era noticias de desastres climáticos, catástrofes naturales, medioambientales y todas llevaban como perjuicio pérdidas de vidas humanas, enfermedades y demás calamidades.

Encendió el ordenador en busca de una noticia agradable, algo de felicidad que llevarse a la mente.

Pero allí también estaba el mal. Decidió irse a pasear, encontrándose con una amiga que venía de una manifestación y le contaba la situación política del pueblo, de la Comunidad, del País, del Mundo.

Contrariada de escuchar y leer noticias deprimentes, “así pensó, lo que pensó”, subió a un autobús. En él una de las pequeñas pantallas en bucle una y otra vez, un noticiario local emitía por horas y días los próximos eventos por suceder. Uno de ellos era esa misma mañana, una ONG de carácter local, en la playa de Poniente, convocaba voluntarios a recoger la basura que otros abandonaban entre el mar y el cielo, allí se fue. Al llegar le dieron una gorra, una camiseta y guantes; más una botellita plástica de agua. Deambuló por la arena sin rumbo fijo, recogiendo cuanto se encontraba.

Después de dos horas encontró un trozo de cristal que asomaba. Al ir a cogerlo se dio cuenta que se trataba de un bote de espárragos, concluida su función de envase, se transformó en contenedor de algo que la arena pegada no le dejaba adivinar.

Limpió el bote a base de manotazos y descubrió algo sorprendente. Un papel manuscrito y un reloj era el contenido.

Silvia miró a todos lados y se quedó encogida, agachada como intentando ocultarse a ojos de los ecologistas domingueros que poblaban la playa.

El reloj tenía en la esfera el logotipo “Bultaco”, era muy plano y con correa de cuero, ajada. Estilo años sesenta, muy desgastado. Se veía un reloj que había estado en la muñeca de alguien, de vida analógica e intensa.

Al dorso, grabado un número largo y en el papel algo escrito en francés.

No entendía el idioma. Sólo pudo leer la fecha:12 de junio de 1967.

También figuraba un nombre español en el texto, Pascual Hernández Linares y una ciudad que aparecía al final de la leyenda: Dakar.

Leyó mentalmente el contenido de la nota, pronunciando el francés a su antojo.

                                                      12 juin 1967

        ORGANISME DE SÉCURITÉ DE LA 2e DIVISION

        J’ordonne d’appliquer la résolution 242.

        Israël doit se retirer des territoires occupés.

Chaque nation a le droit de vivre en paix à l’intérieur de frontières sûres.

S’il n’y a pas de retrait, l’OLP doit mener la bataille contre l’occupant israélien.

        Lieutenant-colonel en chef

        Pascual Hernández Linares                     856265995 DAKAR

La fecha la reconocía, pleno conflicto bélico, la guerra de los Seis Días. Otra noticia de las que estaba harta de escuchar. Lucha de más de cincuenta años arrebatando vidas. El nombre y el número que coincidía con el del reloj, no le aportaban nada.

Levantó la vista, el resto de los voluntarios se alzaban y agachaban una y otra vez, ensimismados en la recolecta de residuos plásticos. Estaba segura de que la borrasca Gloria, había arrastrado hasta la arena aquel bote. El temporal provocó cuantiosos daños en todo el litoral. Se registraron diez mil siniestros en la costa, facturando un total de setenta y un millones de euros. Una ruina para el Consorcio de Compensación de Seguros.

Se sentía observada, su inseguridad le hizo girar ciento ochenta grados, dos hombres de traje negro flanqueaban el paseo marítimo, pendientes de sus celulares y sumidos en una conversación. Emitían sonidos en otro idioma, quizá árabe, gesticulaban tensos y soberbios. Ocultos tras gafas oscuras no lograba distinguir hacia donde fijaban su mirada.

Volvió sobre si misma lo más pronto que pudo, posicionándose cara al puerto, intentando dar la espalda al mundo. Las grúas que en verano trabajaron a destajo, llevaban meses al treinta por cien de rendimiento, los desacuerdos políticos injustificados o no, paralizaban la actividad. Las negociaciones de ampliaciones portuarias no llegaban a término, estaba en juego la balanza entre el futuro del medio ambiente y la economía. Mirase donde mirase, no encontraba buenas noticias.

La brisa sacudió su melena, refrescó su rostro y sus reflexiones. Se alejó del arenal de plásticos, buscando un lugar tranquilo junto a una caseta de playa, azul y blanca. Se resguardó del viento y del universo. Consultó en el móvil aquel número, nombre, fecha. Empleó el traductor de francés a español. Tenía entre sus manos una historia, que el mundo desconocía.

“Pascual Hernández Linares, Teniente Coronel jefe de la segunda división, perteneciente al Organismo de Seguridad. Participó en la Guerra Civil Española con la edad de veinte años. Enviado especial como espía en Oriente Medio. Desaparecido en Dakar en mayo de 1967”.

Escuchó las voces árabes de los varones trajeados tras su espalda. Un frío heló su cosmos y paralizó su cuerpo. Un golpe seco en la nuca la dejó conmocionada.

Dos días después la amiga de Silvia subía al autobús, se sentó en el último asiento, al fondo. Las pequeñas pantallas emitían el noticiario una y otra vez:

-Tras la borrasca “Gloria”, con la limpieza manual de las playas, se han hallado restos de un helicóptero militar. La policía científica acordonó la zona para proceder a la investigación.

-El Consorcio de Seguros tendrá que pagar 1,3 millones por los daños de “Gloria “en Mallorca.

-Desaparecida una mujer de 23 Años, Silvia G.L. Fue vista por última vez colaborando de forma voluntaria para una ONG, limpiando la basura que dejó “Gloria”, entre el mar y el cielo.

Retos…QUIERO MÁS.

Coautores: Ramón Parreño Moreno, Ángel Ramos Ferreira y Amparo Parriego.