VUELTA A EMPEZAR

No sabía por dónde empezar, si por las luces, las bolas, los adornos, las figurillas…Estuvo un buen rato dando vueltas por el salón, sin rumbo, intentando llenar a su paso el vacío que le habían dejado. Volvía a sentir inseguridad, quizá ansiedad. Estar tan acompañada le había hecho olvidar sus puntos débiles. Pinocho le enseñó la resistencia pese a ser de madera, la inocencia y la mentira piadosa. No se trata de engañar, sino de no hacer daño. A ser paciente y escuchar lo que tu alma te quiere decir, esa masa indeleble e insoluble, si es que se puede ser las dos cosas, es lo que le hizo ver Pepito Grillo. La inquietud que sentía esa mañana le debía venir por ese costado, no estaba escuchando su interior, una vez más oídos sordos a su conciencia. «No sigas por ese camino, no es lo que te gusta, te desgastas, no disfrutas y no vives, malgastas tu vida». Cierto, la conciencia tenía toda la razón ¿a cambio de qué tanto sacrifico? ¿acaso se le había olvidado el dolor de ir a contracorriente? ¿El dolor del alma cuando enferma? Con la misma inquietud que rompía su calma, cambió de pensamiento.

Ese peludo de algodón, trotando feliz, le había despertado la curiosidad por observar, por pararse a mirar cada detalle con detenimiento, sin prisa, disfrutando. Platero es un espectador de la belleza y del tiempo.

La despedida fue dura, no habían conseguido deshacer la maraña de hilos rojos. Por mucho que se empeñaron únicamente consiguieron desplazar los nudos más arriba, más abajo, a la izquierda, a la derecha, liarlos más… Nada, solo el destino será capaz de saber que lío se trae. Lo que si consiguieron fue clasificar los libros de la estantería. Y la mansión, ahí sí que hubo un cambio considerable. La casita de muñecas les quedó impecable. Lista para recibir cualquier diminuta visita.

Mientras su pensamiento se iba atropellando, desgastaba las baldosas con sus pasos y sus sombras. Su cuerpo quería ir en una dirección, su alma en otra.

Y de nuevo la ansiedad, la confusión, la debilidad.

Fuera el mundo pactaba futuros pluscuamperfectos o imperfectos. Las básculas con tendencia al alza, las inversiones de rebajas, los buenos propósitos pasando del pódium al último de la fila, cuestión de tiempo.

Tiempo, justo lo que necesitaba, para pensar, para decidir, para cambiar. Ya empezaba a notar las consecuencias de haberse confiado y dejado arrastrar por la sociedad. Debía frenarlo. No escuchar tu interior pasa factura.

Inconscientemente iba recogiendo aquellos objetos que durante un mes habían camuflado la verdad, la habían llenado de ilusiones, dando tregua a los problemas. Se repetían en su recuerdo las conversaciones, las buenas intenciones de todos, los buenos deseos, los brindis “¿sólo duran esos días?” Se preguntaba, y el resto del año, vuelta al acecho. “¿Sólo somos buenos cuando pulsan el botón del encendido de luces?” Dan de nuevo al interruptor de apagado y comienza la realidad, TODOS A SUS PUESTOS”

La visita de Juan Ramón, fue corta pero intensa, les quedó una conversación pendiente, de las profundas.

Quedó todo recogido en cajas y su pensamiento encogido.

Envió un mensaje sabiendo la respuesta.

Ahora lo que necesitaba era quedar con él y de nuevo hablar “a corazón abierto”.

Vuelta a empezar…¡QUIERO MÁS!